Una planta de interior debe ser ubicada en un lugar con luminosidad suficiente con el fin de realizar su función más vital; la fotosíntesis, y evitar de igual manera que la luz solar incida directamente.
Las plantas de interior, al tenerlas dentro de casa, necesitan un riego menos frecuente. Comprobar la tierra valorando su humedad, siempre aclarará tus dudas. No riegues si aún no es necesario.
Las pulverizaciones frecuentes son muy importantes siempre procurando mojar solo las hojas (evita tocar las flores).
El trasplante a una maceta mayor se hará inevitable con el crecimiento de la planta ya que las raíces tienden a enrollarse, al buscar cómo crecer, y acaban por ocupar todo el espacio, quedándose sin aire.
Una vez transcurrido varios meses se debe utilizar abono líquido o granulado (cada quince días), junto con el agua de riego. Atiende las indicaciones del envase: no te pases con la dosis o quemarás las raíces.
Al igual que el punto anterior se debe rociar por lo menos una vez al mes, con el fin de prevenir cualquier enfermedad, si la planta ya se encuentra enferma se debe rociar pasando un día hasta que desaparezca, a la planta no le ocurre nada debido que son productos orgánicos, de igual manera se debe prevenir que esta esté junta a otras para prevenir el contagio.
Nayón, Mariano Cruz Tipán y Quisquis